Mi primer trabajo fue
en el colegio la Presentación Luna Park de Bogotá, entré como profesor de
teatro a este colegio femenino y, de paso, de monjas. No tenía experiencia como
docente, pero en la entrevista dije lo contrario, no esperaba pasar, pero la monja,
la hermana Ana Elizabeth Solano Mariño, me recibió en el año 98.
Y así inició mi
experiencia como profesor, con ciertos inconvenientes míos a la hora de enseñar
a las estudiantes, ya que no solo no tenía la experiencia, sino que los
antiguos profesores de teatro enseñaban mal, según vi. Este tipo de materia
suele ser poco importante y menos valorada que Matemáticas, Química, Física,
etc.
Tenía todo el
bachillerato, impartí mis conocimientos adquiridos en la academia de Ronald
Ayazo y transmití todo lo aprendido. Además conocí gente que me cambió el modo
de ver la docencia en su momento, compañeros y estudiantes, aunque a decir
verdad al final salí siendo el profesor más odiado del colegio en toda su
historia, tanto por compañeros como por el alumnado, pero me quedo con los
buenos recuerdos, recuerdos que tengo por algunas de mis estudiantes a las que
aún tengo en mi memoria con nostalgia y cariño. Podría mencionar todo lo vivido
ahí, incluyendo los encontrones con profesoras, pero no vale la pena.
Mis niñas de sexto y séptimo eran muy puras y nunca tuve problema con ellas. Me caían muy bien. Inocentes y trabajadoras, tenía una en especial que le encantaba el teatro, era una de las mejores del curso, pero la directora de ese curso la detestaba.
De octavo recuerdo que
a uno de los dos cursos les regalé la materia, a todas las pasé porque todas me
atacaron la clase, creo que fue en este curso que una de ellas se suicidó.
Las de noveno son las
que más recuerdo, eran las más difíciles y problemáticas, pero a su vez, de las
que aún recuerdo en su mayoría. Habían tres novenos y uno de ellos el más
pesado para mí, con el que tuve más problemas y quizás, el motivo para que no
me aceptaran al siguiente año.
Claudia Garzón fue,
además de mi estudiante, mi amiga. Conocía mis secretos. Quedó embarazada años
después de salir del colegio. Estuvo en casa comiendo alguna vez.
Gilma Patricia, Juanita
Irina Sánchez y la otra que practicaba artes marciales. Iban de un lado a otro
juntas, eran maduras para su edad. No sé nada de ellas.
Sandra y Paola Daza,
eran muy amigas y me querían mucho, sobretodo Paola quien después pasó a
llamarse David. Quisiera saber de ellas, pero las perdí. De Sandra Yamile supe
que estaba en Australia, practicaba artes marciales.
Claudia Rodríguez, fue
especial para mí en su momento, pero ella misma se alejó de nuestra amistad.
Mi Belkis, una de las últimas fotos que tengo de mi viaje a Colombia en el 2007. La última vez que nos vimos. |
En alguna reunión de
profesores con la monja, supe que ella debía varias mensualidades del colegio,
así que yo le pagué dos a ella. Le di el dinero para que lo hiciera. Creo
recordar que debía 7 meses. No fue lo único que hice por ella, yo le regalé los
tenis nuevos para educación física, una camiseta de VOA (Voice of America) y
hasta un pantalón de esos que llamaban bicicleteros o chicles.
Era de admirar su modo
de ver la vida, con tanta dificultad económica y siempre con ese optimismo, con
su sonrisa que no hacía sospechar esa verdad que vivía. Una vida que conocí muy
de cerca. Al año siguiente de trabajar en el colegio fui a su casa muchas
veces, hablábamos por teléfono y nos veíamos mucho. Éramos Belkis y yo amigos
de verdad. Reímos mucho, demasiado, también lloró en sus momentos de flaqueza y
se enojó conmigo, pero seguíamos siendo amigos.
Al comienzo iba a su
casa con temor por su mamá, no sabía cómo le iba a caer y creo que al comienzo
no le agradé mucho. Pero ella y yo seguimos viéndonos, conocí su vida, sus
problemas con sus hermanos. Quise mucho a mi amiga, a mi vaca, así le llamaba
por sus tetas enormes y ella a mí me llamaba mi burrito sabanero.
Belkis y yo. |
Belkis y yo, ¿Alguien nota el aprecio que nos tenemos? |
- - Yo soy una niña, Jason, soy una niña –
Me repitió varias veces llorando.
Y tenía razón. Era una
niña de unos 20 años con un sufrimiento en su historia. Ella no merecía sufrir
de esa manera. Y maldigo la hora en no poder hacer nada más por ella. ¿Por qué
su hermano la trataba mal? ¿Por qué? Esa noche, en el sofá de casa, me contó
todo y abrazados lloramos, ella por su dolor y yo por no poder hacer nada,
estaba de manos atadas.
Si me pareció el límite esa vez que llegó una noche con su bebe de brazos, tendría unos meses de nacido, ella llegó llorando junto con el nene que lanzaba alaridos. Venía de pelear con su hermano quien le había pegado un puñetazo en la nariz. Al niño logré calmarlo acostándolo en la cama grande, ahí quedó dormidito. Muchas noches que iba ella huyendo del ambiente de su casa, solía darle de comer o pedir algo al restaurante Chino para que ella saciara el hambre.
Reconozco que fueron
tiempos duros para ella y yo me sentía mal por no poder hacer nada más. Quería
sacarla de su casa, de ese ambiente desagradable, pero no tenía los medios a mi
alcance, en cierta forma yo dependía de mis papás. Una noche me llama llorando
con el bebe, pero no pude recibirla en casa, mis papás estaban ahí y no quería jodas
con mi mamá. Ya estaba visto que mis amistades eran putas o gamines de la
avenida Caracas de Bogotá. Aún así a ella le ayudé poco, ella me reconoció
después que fui el único que estuvo con ella en esos duros momentos y durante
el embarazo.
Llegó finales del 2001
y me vine a España a buscar nuevas oportunidades, ya que las puertas estaban
cerradas para mí en Colombia. Fueron años difíciles, pero la cosa logré
estabilizarla. Me comunicaba con mi vaca insaciable y estuve enviándole dinero
para sus cosas, intenté darle una mano. Al ir en el 2007 me vi con ella y supe
que 100 euros o menos se le iba rápido a ella, tampoco llegué a imaginar que
estuvieran caras las cosas allá.
- Me alcanza para dos
semanas de bus – Me dijo.
Y me dio un poco de vergüenza conmigo mismo. Decidí aumentarle la cantidad, pero eso nunca sucedió. Al regresar a mi sitio perdí los trabajos y la cosa se me complicó un poco a mí. Lamenté mucho no poder verme más con ella ese año que fui. La vi solo un día, hermosa como siempre. Con su sonrisa y ese espíritu optimista que emanaba. De verdad que la quería mucho y creo que ella lo sabía. Era mi amiga, de verdad que lo era y yo la adoraba demasiado a pesar de nuestros momentos de incomunicación. Por e mail, por Facebook y por teléfono. No me gustaba, odiaba llamarla y que me dijera que no estaba bien, eso me afectaba, detestaba eso, quería que me dijera que estaba muy bien, que sus malos momentos desaparecieron. Nunca se quejó de la vida, nunca la oí renegar de la situación y si decía que estaba mal era porque su situación no estaba mal, estaba peor. Su vida fue difícil y con malos momentos económicos. Una vez que la llamé me pidió dinero, solo me pidió eso, no usó un tono de tristeza, ni de súplica, ni nada de eso. Simplemente me pidió como amigo que éramos. Pero yo en ese momento no tenía ni podía.
Ella se molestó conmigo
la última vez, hace unos años, cuando hubo el mundial de futbol, creo recordar,
no le gustaba que hablara mal de Colombia ni de la selección, pero siempre dije
que el futbol es de malandros, de matones y delincuentes. Quizás por eso ella
se perdió de mi vida, pero yo seguía recordándola siempre, seguí queriéndola
cada instante de mi vida, los momentos agradables que pasamos en Bogotá, las
risas, las charlas de amigos, su sonrisa.
La busqué después de que se perdió, pero no la hallé. Por Facebook, por google y nada, estaba seguro de que me había bloqueado de su Facebook, pero hasta hace unos días supe que no, simplemente había eliminado su cuenta. Teníamos amigos en común, pero los borré con el tiempo, especialmente con la hermana del papá de Brethman, su hijo, porque ella se enteró de ello y celosa me regañó.
Cualquiera diría que estábamos enamorados, pero era solo amistad, una gran y fuerte amistad a pesar de nuestros silencios y largas ausencias. |
Se me ocurrió la idea de escribir preguntando si era ella. Esta fue la carta que les escribí a Jardines de paz:
Hola,
soy Jason Tigreros y hace 16 años vivo fuera del país. Tengo una
amiga
a la que le perdí el rastro, buscándola a través de internet veo
que
murió el año pasado, lo cual me es difícil creer. Por lo visto
ustedes
se hicieron cargo de su funeral. Mi amiga no tendría más de 36
años
y quisiera confirmar si es la misma Belkis Carrillo Hurtado que
conocí.
Sé
que ustedes protegerán los datos y esa información no la darán a
cualquiera,
pero de alguna manera podrían despejarme esa duda? Anexo
una
foto de ambos cuando fui de paso en el 2007.
Gracias
por su atención y disculpen las molestias.
No esperaba a que me contestara y su respuesta fue
esta:
Reciba un cordial saludo Sr Tigreros
La fallecida que se encuentra inhumada en nuestro
parque cementerio, murió el 3 de enero de 2017, su nombre completo es Belkis
Hebbe Carrillo Hurtado (QEPD); fecha de nacimiento 9 de mayo de 1980.
Como usted entenderá, no podemos suministrar mayor
información respecto a la fallecida.
Esperamos que la anterior información le sea de
utilidad
Atentamente:
Ver el Hebbe me tumbó, era
mi amiga, mi vaca hermosa, mi vaquita linda. ¿Qué me le pasó a mi niña? ¿Por
qué a mi Belkis? No, no lo creí. Necesitaba que alguien me dijera qué había
pasado. Quería decirle que la seguía queriendo, que esta amistad era real, esta
amistad iba a ser duradera, íbamos a vernos hasta en la vejez. La muerte es
inevitable, algún día moriremos, ¿Pero así? ¿Tan pronto? Al día siguiente logré
entablar comunicación con su familia, gracias a la mujer de jardines de paz.
Hablé con su madre quien me contó todo. Lloramos mientras
hablábamos, un sentimiento grande me dio cuando me dijo que ella me mencionaba
mucho y que fui uno de sus grandes amigos. ¡Ufff! Eso me llegó al alma. Dejó un
hijo que ahora su familia se encarga de él, pues su padre se desentendió de
esa responsabilidad. ¡Ojalá pudiera ayudarlos! Y es que su situación económica
sigue sin mejorar.
A mi Belkis
siempre la quise, siempre te voy a querer. Fuimos buenos amigos, de esos que
están en las buenas y en las malas. Te me fuiste y te agradezco esos momentos
inolvidables que me diste y que se quedan conmigo hasta el día que yo haga ese
viaje también. Te dije muchas veces que te quería y quiero que sepas que aún lo
hago, que me dejas un dolor grande, mi vaca hermosa. Jamás pensé que la partida
de un amigo me pateara tanto como la tuya. Tanto debo quererte para que esté
como estoy ahora. Mi Belkis, mi niña, mi vaca linda, vete sabiendo que fuiste
lo mejor que conocí. Para ti este recuerdo, estas líneas mientras me lleno de
llanto.
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Belkis Hebe Carrillo Hurtado y Jason Tigreros. |