Pocas veces fui a teatro aun
siendo un apasionado al arte y aun siendo actor. Hice teatro en su momento y
hasta micros. Fui hasta profesor de teatro y dirigí en su momento. Vi pocas
obras en la vida porque no me llamó la atención cosas metafóricas, abstractas y
el ruido de los zapatos al caminar sobre el escenario, eso, especialmente, me
molestó mucho.
Empieza con una voz e imágenes proyectadas
al frente, como si fuese cine. A partir de ahí la función inicia con un viaje
de un poco más de una hora, pero parece de mucho menos tiempo. Proyecciones de
escenarios interiores y exteriores, la luna siempre presente dando fuerza a
Selene, la protagonista. El triángulo, en referencia al triángulo amoroso y
solo hasta el final vemos el tema actual de la ideología de género, al menos,
nos sentimos en ese medio. Un amor que no es una historia típica en el que hay
ganadores y perdedores, aquí todos ganan gracias a su mente abierta, a su
relación abierta. La danza mientras se da la proyección es algo que hay que
ver, una pesadilla del personaje que dice todo, cuenta una historia de fondo
como la escena del jacuzzi o el momento en que ellos piensan en silencio, no
hay diálogo alguno, pero las proyecciones de ese instante nos dejan ver el
subtexto de todo lo sucedido.
Amor no es una historia típica
como culebrón Latino americano, es algo diferente. Todo es importante, tanto la
actuación de los actores como la danza y las proyecciones, todo va ligado,
unido, no se puede separar porque son uno solo. Es una obra que hay que
vivirla, hay que sentirla para disfrutarla. Sus diálogos cuidadosamente
escritos, sus movimientos están sigilosamente planeados, nada va al azar, todo
tiene su razón incluyendo el texto y audios de las proyecciones.
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Carolina Touceda, directota y actriz. |
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Martina Belloni. |
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Alex ortín. |
Alex Ortín es quien padece la
historia, todo le sucede a él y eso afecta al resto de los personajes. Tiene la
difícil tarea de decidir. Su actuación es impecable y es potente cuando sale y
canta tocando la guitarra.
Hay más integrantes de la obra
que no se ven y vale la pena resaltar el trabajo de la iluminación y del
encargado de las proyecciones. Lo cierto de todo radica en que Amor no es una
historia de es una obra que hay que ver porque no es lo que estamos
acostumbrados a ver.