
Casi un mes en el caribe, el
sueño de los amantes de la playa. Tuve esta oportunidad y la aproveché con mi
familia. Llegamos a casa de un familiar, cosa que nos evitaríamos gastar
muchísimo dinero en hospedaje hotelero. Santa Marta me pareció una ciudad
humilde, por no decir fea, pero con playas hermosas. La imagen que llevaba de
Santa Marta era una muy diferente; grande, bella, digna de ser una capital,
pero era otra realidad; pequeña, pobre y con un gran auge de iglesias
cristianas o evangélicas abarrotadas de crédulos. Yo estaba en El Rodadero que
tiene fama de ser una zona mejor que el resto de la ciudad.

Empecé a salir a la playa, a
descansar y desestresarme de mi dura vida en Madrid y los acosos y
ensañamientos de las monjas, trabajadores sociales y directora de Cáritas que
tutelan el edificio donde vivo (Las Vis 2) Tomar el sol acostado en la playa,
sin preocuparse por la hora o por lo que pase alrededor, dejarse arrullar por
el sonido de las olas, sentir el viento acariciar mi cuerpo. Qué delicia. Y si
me aburría del mar me iba a la piscina del conjunto residencial donde estaba,
incluso tobogán tenía. Estaba dispuesto a pasarla bien, con mi familia,
disfrutar de casi un mes en el Caribe Colombiano donde cumplí mi objetivo; descansar.
Lo logramos mi familia y yo.

Aunque me limitaré a hablar de
las playas; algunas no eran tan claras como otras, unas estaban llenas de
lanchas y canoas, algunas pocas vacías y todas estaban plagadas de vendedores
acosadores de turistas. Es cierto que trabajaban honradamente, pero el
ensañamiento hacia uno para poder vender o sacarle dinero a los turistas de
cualquier forma me pareció lo negativo de las playas de santa Marta (Y quizás
de toda la zona del caribe) A ratos parecían enojarse si no les compraban y
tenían un ojo experto para detectar extranjeros (Europeos) así fuésemos
Colombianos viviendo en otro país. No sé cómo lo hacían, pero acertaban.
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Masajista acosadora, encontré la manera de espantarlas. |
Vi en
varias oportunidades insistir tanto a una Inglesa, ya mayor, para dejarse hacer
un masaje y vi a esta Inglesa molestarse seriamente ante la insistencia de la
mujer local. Vendían de todo y eran expertos vendedores, te contaban unas
historias increíbles sobre cómo conseguían las piedras o el material para hacer
sus pulseras, por ejemplo. Casi era imposible decir no a una oferta de ellos.
Cierta mañana llega uno y me saca de mi momento de relax sobre la arena, me
ofrece una pulsera a 18.000 pesos Colombianos (5 Euros aprox.). La verdad es
que me gustó mucho lo que me ofrecía y se la compré. Días después caminando por
la zona comercial vi en un puesto de venta de pulseras la misma que llevaba en
mi izquierda, aunque más pequeña. Pregunté el precio y me disgusté mucho cuando
me responden que costaba 4.000 pesos (1.20 euros) A partir de ahí vi las cosas
con otros ojos. No volví a comprar nada en la playa por ser más caro. Sí, es
cierto que ellos se buscan una forma de ganar ingresos, vi a muchos que siempre
vendían sin problema y haciendo cálculos podrían hacerse casi a diario un
salario mínimo Colombiano dependiendo de lo que vendieran. Un sueldo mínimo
diario es mucho dinero, entonces llegué a la conclusión de que muchos de estos
vendedores tenía mucho dinero (No quiero decir que eran ricos, pero sí, eso es
lo que pienso)
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Vendedor de flotadores, menos mal no todos acosan a turistas. |
Playas como Playa Blanca movía demasiado
dinero al día, quizás esté muy equivocado, pero fácilmente podrían hacerse 500
millones diarios (150.000 euros), sin contar lo que tenían que sacar y lo que
les quedaba en utilidades. Me dio la sensación de ser un buen negocio, quizás
controlado por alguna especie de mafia o por algún político. Vi muchas playas
donde el dinero entraba por segundos, donde los millones aumentaban minuto a
minuto, pero me entra una pregunta; ¿Por qué, entonces, tanta pobreza en esa
zona? ¿Por qué en Santa Marta las casas
son tan humildes? ¿Por qué los problemas del agua potable?
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Taxi marino que lleva al acuario y a playa Blanca. |
Tengo que mencionar
algo, así como entra el dinero, así como acosan al turista, así como joden e
insisten para venderte algo sin importar que sea de mala calidad, así estaban
ellos de organizados y unidos para protegerse entre todos y proteger su mina de
oro; El turismo. Me contaban que a quien atraparan robando es porque no tenía
idea de lo que le pasaría, ente todos le daban una paliza que no olvidaría en
su vida, incluso en las calles donde habían negocios comerciales, si robaban
algo no avanzaban más de 10 metros hasta que una multitud enardecida lo dejaba
en el suelo golpeado. Eso sí lo veo positivo, de hecho anduve con mi cámara
haciendo fotos, metiéndome al mar dejando mi equipo sobre la manta en la arena
y ahí seguía mi cámara.
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Panorámica desde al Cabo de la Vela. |
Fui al Cabo de la Vela, en pleno
desierto a casi más de 40 grados, en zona Wayú. Sin agua potable, solo agua embotellada,
sin electricidad, esta era generada por plantas eléctricas cuyo mantenimiento
no era barato. Y mucha pobreza, mucha basura en esta zona. Y los Wayú
intentando sacar dinero como fuese cobrando por todo. Pasamos una noche
durmiendo en esta zona, en una especie de hotel o como se le pueda llamar. Lamenté
mucho no dormir en hamaca, ya que la habitación fue muy incómoda; un colchón que
tenía años y sin saber quién lo había usado ni qué habían hecho sobre él.
Con un
baño que no tenía agua y un sanitario que no tenía cañería, más me daba la
impresión de que estaba puesto como las antiguas letrinas. Y el agua era la que
traían del mar, para beber había que comprarla. Lo más duro de la vida aquí fue
la temperatura, casi a partir de 45 grados. Ya me habían contado amigos que,
viven en esta región del país, era salir del baño y antes de vestirse se estaba
sudando de nuevo. No creí esto hasta que me pasó a mí.
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Loma parecida a una pirámide (Cabo de la Vela) |
Sí, es un sitio interesante, con
Europeos viviendo aquí, hasta en lugares infernales, adaptados a todo. Ingleses
y Franceses eran normales de ver, comprando casas baratas y viviendo en ese
paraíso infernal. Las playas hermosas, aunque me hubiera gustado verlas menos
congestionadas de vendedores, como sucede en el Mediterráneo o a la última
donde estuve; Sitges. Me regresé queriendo comprar casa aquí y alquilarla a
turistas. Algún día regresaré a esta zona a seguir disfrutando del mar y de esa
magia que destila el
Caribe.
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Atardecer en el Cabo de la Vela. |
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Turistas subiendo al Cabo. |
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